26/3/11

Cuento Real. Parte I


Después de tres días, finalmente, Coqueta, la imagen de esta mini página de Internet, murió.

Todo comenzó con una gran inflamación de estómago y ausencia de evacuación intestinal, padecimientos pensados, principalmente, como estreñimiento causada por desesperación en la ingesta de huesos de carnaza; siguió debilidad de las extremidades posteriores, la cuál creímos, era consecuencia de lo primero, del estreñimiento. Nuestra solución, hacer caminar a la animalita para que su intestino se reactivara.

Después de una hora de caminata por la periferia colonial un brillo resalto en los ojos de nuestra amada canina. Siguieron, para ella, horas de descanso y ausencia de alimentos sólidos; para nosotros, minutos de angustia y esperanza en su recuperación.

Horas de la madrugada y seguíamos despiertos: yo, viendo “Animal Nocturno”; la “Coque” intentando defecar. Lo logró. Escuche que se arrastraba. Salí. La vi sentada afuera, me miraba con ojos llorosos de desesperación y alegría. Le pedía a mí se acercara. Levemente levantaba sus torpes patitas traseras que caían bruscamente después de unos pasos. La alcé con cuidadoso cariño y la coloqué en un sillón. Dormimos.

A la mañana siguiente el llanto maternal me despertó. Sentí la tristeza cuando al salir de la habitación se me debilitaron las piernas al ver a mi madre hincada ante “la Cuca” soltando algunas lágrimas y pidiéndole se recuperara. Después de hablar sobre la situación que se vivía se llamó al veterinario.

Sin dudarlo salí en búsqueda del medicamento y del suero para nuestra mascota. El veterinario había quedado de ir a revisar a nuestra convaleciente amiga por la noche.
Media hora pasó de mi partida a mi regreso; rápidamente suministramos la dosis de laxante recomendada por el médico a Coqueta.

Más tiempo, largo y angustioso, siguió pasando. Contábamos las horas para cuando el doctor llegara. Todo seguía igual: tristeza, miradas desviadas en ojos de llanto oculto e intolerable arrastramiento canino.

Al fin las veintidós horas: llega el doctor, y con él, la verdad.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión nos interesa, deja todo lo que se te dé la gana.